Gregor Schneider
Gregor Schneider Fue el ganador del León de Oro de la 49 edición de La Bienal de Venecia, en la que representaba al pabellón Alemán en 2001. Este poco habitual e introvertido personaje, nacido en 1969 en Rheydt cerca de Colonia, es uno de los máximos representantes del arte actual alemán. A pesar de que ha realizado diversos trabajos, en los que crea espacios que se mueven entre lo escultórico y la instalación, su original trabajo, se conoce fundamentalmente por su obra Haus ur, La casa muerta.
Haus Ur es la casa natal del artista. Desde que tenía 16 años, en 1985, ha ido reconstruyéndola continuamente. Se ha ido adaptando y transformando a los distintos espacios y museos desde 1992. Cuando se visita La casa muerta, situada en Rheydt, o en cualquier lugar en la que se exhiba, se está visitando la casa del artista literalmente, puesto que traslada, tabiques, suelos y techos desde su lugar de origen. Aparentemente deshabitada e inhabitable (existen pasillos en los que no hay mas de 50 cm. de altura) podría considerarse una de las obras mas vivas del circuito artístico. Al contrario de lo que ocurre en le Land Art, en el que la obra se va transformando a medida que las inclemencias del tiempo van actuando sobre ella, hasta que finalmente la hacen desaparecer, La casa muerta va evolucionando, creciendo, volviéndose compleja y renovándose con cada exposición. Esta sombría casa se construye hacia dentro, la fachada se ve como una casa burguesa sin pretensiones, pero cuando te introduces en ella un silencio ensordecedor, se apodera de los visitantes y les adentra en un mundo siniestro y aparentemente caótico en el que muchos de los visitantes se asfixian. Por este motivo en la Bienal de Venecia algunos de los visitantes no pudieron soportarlo más y destruyeron tabiques y ventanas buscando una salida. Pero es difícil escapar de una casa en la que el suelo oscila, la puerta cambia y en es complicado volver a dar con ella. No entra ni un ápice de luz natural, ni de aire. De hecho la casa esta completamente insonorizada con plomo. Las ventanas son falsas y la luz que proviene de ellas se consigue a través de una serie de lámparas instaladas por la casa. La brisa que de vez en cuando parece colarse por alguna rendija, esta producida por ventiladores silenciosos.
Se diría que esculpe su propio entorno, siniestro y extraño, en el que se pueden ver varias capas de construcción, lo que le confiere un aspecto semejante a una muñeca rusa perversa y misteriosa. Críticos como Grynsztejn dicen que “Schneider se ha dedicado a reconstruir su propio entorno, como medio para reafirmar su presencia física en el mundo”. Si tenéis ocasión, no os perdáis el capitulo 3 de la serie de documentales de la BBC El safari del arte dedicado a Gregor Schneider. Esta dirigido y presentado por el premiado documentalista Ben Lewis. Probablemente en los próximos meses el canal Documanía de Vía Digital emitirá toda la serie. Es una oportunidad única para ver al artista hablando de su obra, de cómo llega a ella y mostrándonos la similitud existente entre su trabajo y su persona.
Por: Lidón Ramos